por Belén Maside

A la edad de 83 años Sigmund Freud se había sometido ya a 33 operaciones (1). Sufría un cáncer maxilar que le ocasionaba intenso sufrimiento desde hacía más de 15 años. El 21 de septiembre de 1939, estando junto a él su médico, el doctor Schur, Freud le tomó la mano y le preguntó si recordaba el “contrato” que ambos tenían: “Ud prometió no dejarme en la estacada cuando llegara el momento. Ahora sólo queda la tortura y no tiene sentido. Terminemos”.

Al igual que Freud muchos enfermos terminales solicitan no extender su agonía, en los hospitales o en sus domicilios. La muerte ya no está tan silenciada, analgesiada o negada con obstinación. Tecnociencia y furor sanandi se han podido agujerear levemente, para cubrir el fracaso curativo, el vacío, con los cuidados paliativos. La sedación terminal es una “buena práctica clínica” cada vez más utilizada y solicitada ante la agonía y terminalidad.  Este buen hacer humano y técnico cada vez se cuestiona menos ante la enfermedad incurable, para el control de los síntomas agónicos en el proceso de morir. Pero ¿qué senderos les toca transitar actualmente a los sujetos que padecen una enfermedad incurable si no se encuentran en la fase agónica, o ya sin más posibilidades de intervención que puedan mitigar su sufrimiento?

La Ley Orgánica 3/2021, de 24 de marzo de regulación de la eutanasia (LORE) (2) entra en vigor aceptando la PAM (3) en un contexto eutanásico, como un nuevo derecho fundamental de las personas. Ley garantista, compleja, farragosa e imprecisa. Recibimos la noticia la mayoría de los profesionales sanitarios con satisfacción a la vez que temor. Dudas en su aplicación, dicotomías éticas y miedo. Mucho miedo. ¿Dónde está el límite? Cuestiones sobre protocolos, falta de formación y equipos especializados, objeción de conciencia: éstas son las peticiones y preguntas que, desde entonces nos llegan reiteradamente  a los CEA (4).

 

En los múltiples escenarios posibles para atender el final de la vida (LET, rechazo al tratamiento, sedación paliativa, CP) se abre un acto nuevo: La PAM/Eutanasia, ante el cual los profesionales sanitarios no podemos permanecer en el anfiteatro.

Y con el actor principal paciente y presente, en este nuestro teatro de la vida, un nuevo guión sin el atrezzo necesario, nos golpea o acaricia, según se mire.

 

Pero …¿hay libertad de morir como elemento estructurante de la subjetividad? Tal y como ya planteaba Jacques Lacan en distintos momentos de su obra, (5) la propia condición humana suponía la libertad de morir. Hablar de libertad, es hablar necesariamente de la condición humana en relación con la muerte (6).

La verdadera libertad debe situarse en el hecho de que el sujeto, efectivamente, pueda elegir. Y ante estas situaciones dolorosamente insoportables, que pueda elegir la muerte, puesto que la vida de esa manera, desgraciadamente, ya le está impuesta. Siempre se vive con esperanza, en la medicina, en el amor, en la vida. Lo sabemos.

 

Igual que sabemos que los pacientes piden. Demandan fármacos y pruebas diagnósticas, pero, a la vez hablan. Hablan de sus hijos, de sus padres, de la muerte, de sus penas, de amor, de dificultades. También hablan cuando les invade la angustia por malvivir. Y demandan un buenmorir. Enfermedad incurable y sufrimiento se anudan de manera singular en los sujetos. Esta demanda, esta llamada confronta a los médicos y enfermeros ante un sufrimiento no siempre fácil de escuchar, de digerir.  ¿Cómo dar respuesta al paciente atravesando las engañosas pasiones del alma: vida/muerte?, ¿cómo al fin y al cabo, soportar la falla epistémica? No hay recetas para lo enigmático…

La escucha singular nos permite personalizar y mantener vivo el trato adecuado en el tratamiento hacia la llegada de la muerte: compasión, valentía, lealtad, respeto, dignidad y autonomía son pilares fundamentales.

 

 Preguntas abiertas:

-¿Dónde está el límite? Esa delgada línea que nos separa el contexto eutanásico del abandono melancólico a la vida o de un pasaje al acto…

-¿Cómo ponderar, medir: pulsión de muerte o deseo decidido de acercarse al fin? ¿qué es lo inaceptable?, ¿y para quién?;¿Cuándo saber que el sufrimiento no puede ser mitigado por otros medios?

Conclusiones abiertas: (¡siempre abiertas a la reflexión y al debate!)

-La presencia de la decisión autónoma de la persona es la bisagra crucial que establece, a mi parecer, la diferencia de algunos de los dilemas éticos que conllevan la práctica de eutanasia. Casi se podría decir: si hay decisión autónoma e informada no hay problema ético. Pero la necesidad de intervención de un tercero en la PAM es otra de las claves que complejizan el debate. En el análisis debería considerarse, por un lado, el aspecto más intrínseco de la dignidad del ser humano, desde que nace hasta que muere. Por tanto, ¿se extingue o caduca el derecho a diseñar el propio plan de vida? ¿o sólo caduca cuando se solicita asistencia?

-Las garantías que nos ofrecen la nueva ley son: libertad (petición voluntaria y reiterada) y capacidad para tomar decisiones y conocimiento (comprensión de la información)

-Una buena escucha, orientada y serena, como la escucha analítica permitirá recoger la petición del sujeto, valorarla y  trabajar, acompañando de forma activa al paciente, junto a él y para él, pero no sobre él. Algo advertidos del goce, del horror que produce la terminalidad y la finitud, nos  permitirá aceptar al doliente con su decisión, su afirmación de voluntad, es decir: la autonomía del sujeto en cuanto hablante-ser.

Pedir ayuda para morir ante una situación de terminalidad y/o sufrimiento insoportable, es poner un punto final a la propia vida; no es ni un suicidio melancólico ni una acción desesperada, sino solicitar un acompañamiento y tratamientos adecuados, cuando  una persona  elige responsablemente y de manera decidida desligarse de una vida en condena.

Una vez más, incluso  en el contexto eutanásico, el psicoanálisis ha de mostrar su cara más viva.

Referencias:

  1. Texto presentado en el encuentro Nudos que tuvo lugar el 2 de octubre de 2021 por vía telemática en que la Red Psicoanálisis y Medicina convocó a psicoanalistas que trabajan en instituciones concernidas por la aplicación de la nueva Ley Orgánica de Regulación de la Eutanasia.
  2.  La Ley Orgánica de Regulación de la Eutanasia, entra en vigor 3 meses después de su aprobación. BOE: núm. 72, de 25 de marzo de 2021, páginas 34037 a 34049.
  3. Prestación Ayuda para Morir: Ley Orgánica 3/2021, de 24 de marzo, de regulación de la eutanasia. BOE-A-2021-4628.
  4. CEA: Comité de Ética Asistencial: CHU A Coruña.
  5. C.P: cuidados paliativos
  6. LET: limitación del esfuerzo terapéutico
  7. Lacan, J. El  Seminario de Jacques Lacan. Libro 7: La Ética del psicoanálisis. Cap. IV,V y VI. Buenos Aires, 1988. Paidós.
  8. Entrevista a Judith Miller, hija de Jacques Lacan, Pág 12 20/07/2020.

*Belen Maside Oliete es Enfermera especialista en Salud Mental, Complejo Hospitalario Universitario A Coruña. Psicoanalista, socia sede de A Coruña, ELP Galicia.