por Elena Usobiaga[1] 

El tema del próximo Congreso Pipol 9, me ha llevado a releer el “Proyecto de una psicología para neurólogos” (1895) dónde Freud ya había incorporado la “Teoría de la neurona” de Cajal, y así me he visto llevada a una lectura sobre los descubrimientos de Cajal, que marcan el inicio de La neurociencia actual[2].

Muy interesado por “la interpretación de los sueños” de Freud, Cajal tenía preparados escritos como: “Alucinaciones y sueños” y la “Omnipotencia de la sugestión”, para contradecir las Teorías de Freud. Publicaciones que retiró, reconociendo no tener base suficiente para contradecir a Freud.

En la reciente publicación: “Los sueños de Ramón y Cajal” [3], encontramos los sueños que recogió durante los 16 últimos años de su vida, con notas adjuntas en las que se le ve “discutiendo con Freud” sobre el “sentido de los sueños”. Durante años se pensó que este texto se habían perdido durante la guerra civil, al igual que otros de sus escritos, pero se lo había entregado a José Germán Cebrián, al que se le quedó “perdido en un cajón”. Fue él quien, antes de morir, se los entregó al Dr. José Rallo, quien los publicó en 2014.

Me sorprende el contraste entre Cajal, el investigador científico brillante, de inteligencia fuera de lo común, con el que aparece en estas notas, en los que se evidencia, a mi entender, cómo su rechazo le impide entender nada de él cómo “soñante”.

 “Pinceladas sobre la vida de Cajal”:

Nació en 1852. En su biografía[4] se destaca el carácter “díscolo, mal estudiante, que causó continuos enfados a su padre y profesores, se metió en mil peleas…” Señalan también el carácter duro, “de hierro” de su padre, con gran influencia en él. En su juventud desarrolló una gran fuerza física, de la que hacía gala, hasta que se asustó de hacia dónde le podía conducir. En su autobiografía “Mi infancia y juventud”, él relata las “zurras y palizas” a las que su padre le sometió intentando “poner freno a sus desmanes”.

Se trasluce también la voluntad de dominio de su padre, quien consiguió tras inmensos esfuerzos llegar a ser médico, ya siendo padre. Quería trazar la vida de su hijo, a lo que Santiago se le enfrentó, según sus palabras, “con la tozudez que heredé de él”.

Desde niño tuvo pasión por dibujar. “Su padre, al que no le gustaba nada esa afición, le quitó los lápices de colores, así que Santiago -jamás detenido por una dificultad- obtuvo sus colores raspando la pintura de las paredes (…) haciendo unas rudimentarias acuarelas.”[5] ¡No sabía su padre la importancia que tendría el dibujo en sus posteriores trabajos científicos!

Otra de sus pasiones fue la fotografía,  dónde llegó a convertirse en fabricante de placas al “gelatino-bromuro”, que “canalizará su frustrada vena artística o con sus palabras, su anhelo de belleza[6]

En 1873 parte a Cuba, cómo capitán médico, también contra los intentos de su padre por disuadirle. Enfermó de paludismo, volvió en un estado de salud lamentable, y con una gran decepción de la corrupción que allí reinaba. “Su experiencia cómo militar en Cuba y el posterior desastre del 98, marcaron su vida, su deseo de utilizar la ciencia y la educación para levantar el país”.[7]

Cajal traslada entonces su afán explorador a “Las tierras desconocidas del sistema nervioso”. Recibe de su amigo Luis Simarro la aplicación de la técnica de Golgi en la tinción del S.N., montando su propio laboratorio, orientándose ya en este terreno, el resto de su vida, no rindiéndose ante “lo caprichoso” de la técnica de Golgi.

Demostró que la “teoría reticular” del cerebro era falsa y planteó la “Teoría de la neurona”, cómo unidad -base de la neurociencia moderna- con sus conexiones, que él llamaba “besos”, Las sinapsis y su importancia en la trasmisión de los impulsos nerviosos.  En sus palabras: “Células de formas delicadas y elegantes, las misteriosas mariposas del alma, cuyo batir de alas quién sabe si esclarecerá algún día el secreto de la vida mental.” Este fue su otro sueño, “encontrar el secreto de la vida mental.”

Se caso en el año 1879, con una joven que no sólo siempre le amó, sino que “siempre creyó en él y le apoyó en su labor de investigador, sin ella, según sus palabras su “oscura labor no habría sido posible”.[8]

Fue en el Congreso de Berlín de la Sociedad Anatómica Alemana, en 1889, dónde Cajal dio a conocer sus descubrimientos. Allí consiguió mostrar al profesor Kölliker, el más ilustre científico de la época, sus preparaciones histológicas, quien maravillado de su trabajo, lo dio a conocer en el mundo científico.

En 1906, obtuvo el Premio Nobel de Medicina, compartido con Golgi.

Su pasión  por la investigación le lleva también a la hipnosis, decidiendo la comprobación experimental de los estudios de  Charcot y de Bernheim, de su método hipnótico. Su aplicación a la terapéutica le deparó grandes éxitos, desbordando absolutamente sus expectativas. Escribió en sus memorias, que dejó su práctica, ya que su deseo no era clínico, sino investigador. Investigación respecto de los “aspectos del alma”, sobre los secretos del funcionamiento mental.

Cajal y los sueños:

Respecto a sus lecturas de los textos freudianos, diría que junto con una posición crítica, compartía un gran interés y fascinación por ellos y por el mismo Freud.

Cómo la reciente publicación demuestra, 16 años de su vida recopilando sus sueños, no habla precisamente de indiferencia.

La muerte de dos de sus hijos, parece estar presente en sus sueños de angustia.

Raquel C. Picó[9], reseña: “Para entender el siguiente sueño hay que tener en cuenta parte de la vida privada del científico. Su quinta hija, Enriqueta, murió a los seis años, de meningitis. La noche de su muerte, su esposa llamó gritando que la niña se moría mientras el científico permanecía pegado – y ajeno a todo – al microscopio.”

Algunos de sus sueños y notas:

-“Paseo por la playa y me caigo al agua con una de mis hijas pequeñas en brazos. Lucho contra las olas, estoy a punto de ahogarme, no obstante tocar las murallas de la bahía (¿Santander?). La pesadilla me despierta”.

-Sueño que le despierta con un fuerte dolor de cabeza: “Me encuentro en una imprenta corrigiendo copias de un libro sobre la regeneración. Descubro que faltan muchas letras, que no hay preposiciones y que las sílabas saltan de una línea a otra. Estoy sorprendido y avergonzado de todos estos errores.” “No se explica por Freud. Aquí no hay sino una reminiscencia de acto anterior con deformaciones.” 

– “Espero examinarme de Medicina legal…”Es un sueño de angustia y anota: “Incongruencias: examinarme estando jubilado y no ejerciendo la medicina.”

-Sueño en un río en Alhucemas: “Todo fantasía. No he estado allí…y además no sé casi nada. Deformación pues, de imágenes leídas, con agregados fantásticos e hiperbólicos”, “restos en la memoria, fragmentos en zonas poco activas del cerebro…”

-Otras notas: “¿Dónde está el deseo reprimido? No lo veo…el deseo se cumplió hace 50 años…”

En sus anotaciones se repiten expresiones, cómo “absurdo, ininterpretable… ¿deseo?…”

Fue durante estos años un insomne pertinaz, sus sueños de angustia le despertaban a diario.

Creo que podríamos afirmar que la posición de Cajal fue de constante “lucha” contra su inconsciente, privándole de reconocer un saber, traicionando su afán investigador, enfadándose con Freud, a quien sin lugar a dudas le reconocía un saber sobre el sentido de sus sueños.

¿Qué hubiera ocurrido si Cajal no hubiese rechazado saber sobre su inconsciente?

Nunca lo sabremos. Sabemos sin embargo cómo se eclipsaba su inteligencia de investigador a consecuencia de ese rechazo.

¿Tendrán algo las neurociencias actuales de la “herencia” del rechazo de uno de sus fundadores?

[1] Elena Usobiaga es psiquiatra, psicoanalista miembro de la ELP y de la AMP, y Coordinadora del GEPNA (Grupo de estudio de psicoanálisis con niños adolescentes), en Bilbao, del Instituto del Campo Freudiano. Fue directora médico de APNABI (asociación de padres de niños autistas de Bizkaia) durante 18 años y, durante 13, ejerció como psiquiatra en la Red de Salud Mental infanto-juvenil de Osakidetza. Allí se encargó de la coordinación clínica de Adintxikoak- Programa de atención clínica para menores bajo protección del Servicio de Infancia- y La Unidad de adolescentes del Centro Educativo-Terapéutico de Ortuella. [2] Trabajo presentado en el pasado Congreso PIPOL 9 el día 13 de julio de 2019 en Bruselas.  [3] Rallo Romero, J y otros Los sueños de S.R y Cajal Biblioteca Nueva APM [4] Alonso, J. R., de Carlos, J. A.  Cajal, Un grito por la ciencia.  Next Door Publishers- S.L. [5] Ibíd. [6] Ibíd. [7] Ibíd. [8] Ibíd. [9] Libropatas.com