Al pie de la letra
Nos encontramos preparando el próximo encuentro “Al pie de la letra”, esta vez de la mano de John Berger y su libro «Un hombre afortunado». Vuelve a interrogarnos ¿qué sostiene a un profesional como Sassall para continuar en el día a día cuidando a personas con experiencias variadas, algunas imaginadas y otras no?
Os invitamos a que compartáis una líneas, como parte del trabajo introductorio al encuentro del próximo día 6 de mayo, con preguntas, dudas o sugerencias a las que os ha llevado la lectura de este libro y que se entrelazan con vuestra experiencia clínica, y que en ocasiones os han interpelado en ese sostener el día el día con encuentros esperados o inesperados.
María José Fernández de Sanmamed*
Calar el alcance de un médico rural
Berger, al igual que hace Camus en la peste, al final del ensayo nos trae sus reflexiones sobre el propio relato y las razones para escribirlo. En esta frase “… quienes me han seguido hasta aquí a un punto en el cual pueden darse cuenta de que en nuestra sociedad no sabemos reconocer ni medir la contribución de un simple médico rural. Cuando digo medir no me refiero a calcular conforme a una escala predeterminada, sino más bien a calar su alcance. (pág. 176 en Un hombre afortunado**) y enfatizando con la palabra calar[1], resume qué y cómo ha querido conocer, comprender, penetrar y mojarse de la vida y alcance de un “simple” médico de cabecera rural.
El alcance y valor social del hacer de una persona con 25 años de años de ejercicio de medicina rural. El trabajo de toda una vida, diario y de hormiguita que, sin salir en los diarios ni encabezar noticieros, puede calmar y serenar a las personas solo con su llegada y presencia, reconocer, acompañar y aliviar siempre, curar a veces, y ser un testigo de sus vidas y de sus muertes y de la vida de la comunidad (págs. 75 y 117). En palabras de Berger: … la contribución de un hombre que sencillamente mejora, y ocasionalmente salva, la vida de unos miles de nuestros contemporáneos. Para poder llegar a calar su alcance habremos de llegar a algún tipo de conclusión respecto al valor que tienen para nosotros esas vidas.
Y, ¿Como se soporta lo cotidiano exento de fama y valoración en telediarios? ¿Cómo seguir valorando la vida humana y no hacerte un cínico? ¿Cómo se es un hombre afortunado al que le gusta este tipo de trabajo? Me interpela a mi tras 38 años de médica de familia, pero aún más me hace pensar en mi padre, médico hace 50 años de un pueblo del Bierzo leonés que trabajaba 24 horas 365 días. Recuerdo que iba todos los días a jugar la partida de dominó con los parroquianos y un día cualquiera fui a buscarlo porque tenía un aviso domiciliario. Lo miré a través del cristal de la ventana del bar mientras jugaba y ese día pensé ¡qué feliz es! Un hombre afortunado.
A Sassall, como a mí padre, no le preocupa que el estatus y las categorías que se atribuían en el siglo XIX a la profesión médica se hayan vuelto obsoletas… porque ha establecido su propia posición especial (pág. 121). Ha calado su propio alcance.
*María José Fernández de Sanmamed es médica de familia jubilada. Miembro de la Junta del Forum Català d’Atenció Primària (FOCAP). Barcelona.
**Las páginas indicadas son del texto de referencia: John Berger y Jean Mohr Un hombre afortunado Alfaguara. Madrid, 2016
- [1] Calar, significado según Real Academia Española: Conocer las cualidades o intenciones de alguien; Penetrar, comprender el motivo, razón o secreto de algo; Entrarse, introducirse en alguna parte; Mojarse hasta que el agua u otro líquido, penetrando la ropa, llegue al cuerpo. Sinónimos: Adivinar, descubrir, conocer, penetrar, atravesar, empapar, mojar