*por Xavier Esqué*

TH6 propone este fragmento** a Xavier Esqué para su comentario: “No podemos reconstruir con la imaginación la actitud subjetiva del hombre primitivo con respecto a su tratamiento. Pero sí podemos preguntarnos cuál es nuestra actitud hoy, en el marco de nuestra propia cultura. ¿Cómo llegamos a adquirir la confianza necesaria para ponernos en manos del médico? Permitimos que el médico acceda a nuestros cuerpos, algo que solo concedemos voluntariamente a nuestros amantes, y muchos incluso no sin cierto temor. Sin embargo, el medico es prácticamente un desconocido. … Pero ¿qué puede significar esa intimidad? Sin duda pertenece a las experiencias de la infancia. Cuando nos sometemos al médico, nos remitimos a un estado infantil, al tiempo que ampliamos nuestra idea de familia a fin de incluirlo. Lo imaginamos como un miembro honorario de nuestra familia”.

J. Berger, Un hombre afortunado Alfaguara, Madrid 2008. Breccia

COMENTARIO de Xavier Esqué

El médico, ¿”miembro honorario de nuestra familia”? Esto fue en otro tiempo. Puedo atestiguar que así lo viví en mi infancia, en una población de una zona rural catalana. En efecto, el médico era allí una institución: por una parte, figura jerárquica representante de la ciencia, por otra, él se hallaba indefectiblemente vinculado a las familias de los pacientes que atendía. Era un vínculo trenzado por el contacto directo de las palabras y los cuerpos, un lazo escoltado por un tiempo hecho de urgencia y de pausa, un trato propicio a los despuntes del real de la vida.
La incidencia de la ciencia y el capitalismo en la vida común han hecho que ni aquellos médicos ni aquellas familias existan más. Ninguna nostalgia. El médico es ahora un desconocido, sobrepasado como está por la misma ciencia que en otro momento le dio su estatus, él se ha transformado en un técnico que tiene a su disposición gran cantidad de medios y recursos con los que operar. El contacto de las palabras y los cuerpos está ahora mediatizado por máquinas, escalas, protocolos, por toda una industria.
Lo que no ha cambiado – y eso es algo que el psicoanálisis nos enseña- es que el cuerpo para cada uno es la sede del goce, y que en consecuencia el médico por la incidencia que tiene sobre el cuerpo de sus pacientes no puede sustraerse a la dimensión ética de su acto. Eso va con su función.

*Xavier Esqué es Psicoanalista. AME de la Escuela Lacaniana de Psicoanálisis (ELP). Docente de la Sección Clínica de Barcelona. Co-coordinador del Instituto del Campo Freudiano en España.

**En el espacio preparatorio hacia el encuentro «TENEMOS QUE HABLAR 6» – que enviamos a través del Boletín – nos acompañamos de citas, fragmentos literarios, producciones artísticas. Contamos especialmente con los comentarios de diversos colegas en relación a las preguntas y fragmentos de textos que les hemos propuesto. Esperamos que sus palabras produzcan en cada uno resonancias que nos pongan al trabajo y que podremos compartir en el encuentro.

***Imagen: Breccia (2004), Matteo Pugliese