por Liana Velado Morla*

En cuanto a pensar que, en sus relaciones con sus enfermos, un psicoanalista debe sustituir al médico, quisiera que me corten la cabeza si he dicho algo que se aproxime a eso  así sea un poco1

Es una cita de «El lugar del psicoanálisis en la medicina« conferencia de Lacan de 1966 que dio paso a un debate en el Colegio médico de París. Recurriré a este texto, que considero muy actual y fundamental para los médicos, en otros apartados de este trabajo. Un psicoanalista no debe sustituir a un médico y tampoco un médico a un psicoanalista, aunque el médico sea psicoanalista**.

«El psicoanálisis y su intersección con la medicina« es un título que sugiere enseguida una pregunta ¿Hay algún punto de intersección entre el psicoanálisis y la medicina y más aún, hay alguna zona en qué anuden? De entre los posibles puntos de cruce entre psicoanálisis y medicina en los que podría anudarse algo me detendré en el síntoma, la demanda y la transferencia.

  1. EL SINTOMA

El síntoma, lo que hace sufrir es lo que lleva a un paciente al médico y también, en general es lo que hace que un sujeto se dirija a un analista. La  cuestión es la forma específica en que el psicoanálisis entiende el síntoma y la curación. El síntoma médico no es el síntoma analítico. El síntoma médico tiene su origen en el organismo. Por el contrario el síntoma analítico es una formación del inconsciente. El síntoma médico es estudiado, fotografiado, medido, se intenta objetivar, mientras que al síntoma analítico hay que escucharlo, escuchar al paciente y leerlo en lo que se escucha. El síntoma analítico dice algo del sujeto en su singularidad específica. El síntoma médico lo es de un organismo igual a todos los que padecen ese mismo síntoma. La praxis en medicina y psicoanálisis es diferente.

En psicoanálisis ocupa un lugar crucial la ética: ahí donde el paciente busca la curación como desaparición del síntoma o el desentenderse de él, el psicoanalista apunta allí donde el sujeto se entiende desde su inconsciente con el síntoma y no es su objetivo la desaparición del mismo, el supuesto bien del sujeto. Son diferencias profundas. Pero hay un posible nudo y es cuando un síntoma o cortejo de síntomas hacen dudar si corresponde a la medicina, al psicoanálisis o a ambos. Esa duda puede ser la oportunidad de introducir un cambio de discurso, un anudamiento posible. Hemos leído a Freud en sus primeros tratamientos de la histeria, el relato minucioso de los síntomas de conversión y la resolución de esos síntomas mediante el análisis. Cuando los síntomas están localizados en el cuerpo es preciso excluir la causa orgánica con las pruebas pertinentes. El médico que trabaja en la institución, se encuentra cada día con muchos  pacientes que reclaman tratamiento médico ante síntomas conversivos u otros síntomas de causa no orgánica y si el médico es psicoanalista es una cuestión a su posición ética, negarse a ello puede no ser aceptado por el paciente y por el propio sistema. Es una oportunidad para una intervención en la que el paciente reconozca su implicación y su responsabilidad en lo que le pasa, es una oportunidad para anudar algo, a veces es posible y otras no.

  1. LA DEMANDA

Cita de Lacan:

«En la medida en que el registro de la relación médica con la salud se modifica, donde esa especie de poder generalizado que es el poder de la ciencia da a todos la posibilidad de venir a demandar al médico su ticket de beneficio con un objetivo preciso inmediato, vemos dibujarse la originalidad de una dimensión que yo llamo la demanda. Es en el registro del modo de respuesta a la demanda del enfermo que está la chance de supervivencia de la posición propiamente médica«.2

Lo que el paciente dice, a ese a quien se dirige a contar su problema, es la demanda. En psicoanálisis ese Otro es el psicoanalista y la demanda dice Miller, «es una demanda de significación«3, es fundamentalmente una pregunta: qué quiere decir eso que me pasa.

Cuando el Otro es el médico la demanda no suele ser en esa forma, la demanda es más bien de solución que de significación, el paciente refiere a su organismo el dolor y demanda solución al conocimiento de la medicina. La respuesta es diferente en ambos casos. El analista no responde, acoge para que se abra la pregunta. El médico responde taponando la queja. Si la demanda del paciente es un punto de cruce entre la medicina y el psicoanálisis, la posición ante la misma es diferente para una y otro. La medicina responderá según el ideal de la salud, eliminando el dolor tratando de restituir la homeostasis. Para el psicoanálisis, el lenguaje y la palabra pueden permitir saber que lo que el enfermo pide no se confunde con lo que desea ya que a veces no quiere salir de su posición de enfermo, además no siempre quiere su bien. Podría haber un anudamiento en este punto si el médico no satisface la demanda sino que la acoge, ya que la demanda es la pregunta quién soy y qué deseo es el mío. La consulta de medicina tiene ejemplos a diario para ilustrar esto.

  1. LA TRANSFERENCIA

 «Al cabo de esta demanda, la función de la relación con el sujeto supuesto saber, revela lo que nosotros llamamos la transferencia. En la medida en que más que nunca la ciencia tiene la palabra, más que nunca se sostiene ese mito del sujeto supuesto saber, y eso es lo que permite la existencia del fenómeno de la transferencia en tanto que remite a lo más primitivo, a lo más arraigado del deseo de saber«4. La transferencia es un efecto de la demanda, por el hecho de hablar a otro hay transferencia. El sujeto supuesto saber es una función lacaniana con respecto a la cual se articula todo lo que tiene que ver con la transferencia. En psicoanálisis es el analista,  sujeto al que se le supone un saber, un saber que no sabe. Tradicionalmente al médico se le suponía un saber sobre la vida, el dolor y la muerte y el médico se hacía cargo de esa suposición de saber y operaba con ello. Hoy ha cambiado, ese saber supuesto se ha sustituido por unos conocimientos científicos expuestos, y con ellos y los objetos tecnológicos y farmacológicos que la ciencia produce el médico interviene la vida, las enfermedades y todos los malestares.

La transferencia al médico está fragmentada y se dirige a la institución médica, al conocimiento científico poderoso que él encarna y a los productos tecnológicos y farmacológicos en los que médico y paciente creen. ¿Qué transferencia es posible si no opera el Sujeto supuesto Saber, si no hay amor de transferencia? Una transferencia que no promueve la palabra, la creencia en la misma, una transferencia que es una creencia ciega en la ciencia, sin sujeto. Pero algo se escapa y es el sujeto que insiste, el goce que la medicina desconoce persiste y aunque se rechaza con más tratamiento científico confronta al médico con su impotencia, con su no saber. Es ahí donde está la posibilidad, en ese no saber del médico, de introducirse  algo del  Sujeto supuesto Saber y que surja en el paciente la pregunta sobre qué quiere decir eso que dice o eso que le pasa. Ese es el posible anudamiento con el psicoanálisis.

En los tres se podrá anudar algo si hay un cambio de discurso. Esos anudamientos pueden posibilitar que el psicoanálisis y la medicina sean una pareja…imposible.

*Liana Velado es psicoanalista miembro de la ELP y la AMP y médico de familia 

**Texto presentado en el Grupo de Trabajo «Nudos» que se reunió en Valencia el pasado 23 de noviembre de 2019 

Notas
1. Lacan, J. Intervenciones y textos 1. Ed Manantial. 1986 Pág. 88.

2 .Ibídem. Pág. 90

3. Miller, J-A. Donc Paidós. Pág. 295.

4. Lacan, J. Op. Cit. Pág. 94.

Bibliografía:

Lacan, J. Seminario 11 Paidòs

Miller, J-A. Donc Paidòs