por Miguel Ángel Vázquez*

 

 

Comentario al artículo: La infancia, gran objetivo en la humanización de la sanidad

https://www.efesalud.com/infancia-humanizar-la-sanidad/

El juego y la diversión suelen reconocerse como un modo de expresión genuino en la infancia.

A parte de constatarlo, también parece pertinente que nos preguntemos  por qué los  niños se expresan de esa manera y cuál es su función, más allá del aprendizaje, en la relación que cada niño tiene con el mundo y lo que le pasa. Es por eso que las propuestas que en el artículo que comento se nombran tienen una función que es útil también en la labor sanitaria.

Los niños están confrontados y responden a las mismas cuestiones fundamentales que cualquier ser humano: la vida , la muerte, el amor, los afectos, la diferencia sexual, la relación con los otros, el dolor y la enfermedad, el tratamiento de lo que no funciona,…  son las consecuencias del hecho de vivir y son independientes de la edad. Eso se aprecia de una forma viva en los hospitales con los niños enfermos.

Sí hay una diferencia, los niños son sujetos en construcción y la presencia, afecto y protección de las figuras de referencia son para ellos necesarias e influyen en su modo de responder.

Sin embargo, en entornos sanitarios que atienden a niños también se aprecia que más allá de los padres cada niño se posiciona ante la enfermedad y responde de forma singular y muy diversa. Suele llamar la atención la dignidad con la que muchos niños afrontan situaciones de gravedad, independiente de su edad, si su vinculo subjetivo con la vida mantiene sus coordenadas. Juegan , hablan, mantienen sus gustos y aficiones, estudian,… Nos muestran que el sentimiento de vida de una persona depende de coordenadas que no se corresponden exactamente con el buen funcionamiento del organismo.

Sin embargo, a la inversa, considero que la intervención médica no se puede mantener sólo en sus actuales coordenadas científico-técnicas prescindiendo de lo que no es puramente medico, es decir, de lo que podemos denominar el factor humano, la vertiente subjetiva del paciente cuyo funcionamiento es heterogéneo respecto a la precisión y rigor objetivo necesario en los procesos médicos.

En el medio hospitalario se constata que intervenciones exitosas desde el punto de vista médico fracasan por no encontrar en el paciente una colaboración necesaria en el cumplimiento del tratamiento posterior.

La existencia y pertinencia de intervenciones, exteriores al propio hospital en su mayor parte, como las que se enumeran  en el artículo comentado demuestran la importancia de reintroducir esta vertiente humana del paciente en la atención sanitaria.

Por lo tanto creo que hay que dar un ‘sí’  a todas esas iniciativas externas que toman en cuenta esta dimensión que en la infancia pasa por los juegos, la creación de espacios que acojan a padres y niños en una atmósfera mas normalizada, la risa,…, en fin,  las otras cosas que hacen vivir.

Sin embargo solo 2 de los 11 proyectos premiados provienen de la sanidad misma (el 4 y el 11) y en el 4, proyecto HU-CI, el internista Gabriel Heras se dejó la práctica médica para poder impulsar este proyecto centrado en el cuidado de lo invisible y de lo incontable, podríamos añadir.

Si tomamos las cosas un poco a la letra podríamos inferir que si una entidad exterior, (una farmacéutica)  organiza unos premios denominados “Humanizando la sanidad” es porque habría una falta de humanidad en la sanidad. La súper-especialización de la medicina que pierde así la idea de globalidad del ser humano, y los modelos actuales de gestión de profesionales y procesos nos alejan de los pacientes que tratamos.

La humanización tiene que generarse también desde dentro del propio sistema sanitario. Cada vez van surgiendo más Servicios y algunos hospitales que dan pasos en este sentido sobre todo en el ámbito de la atención a la infancia.

Tenemos que hablar  pero también tenemos que hacer cosas en el día a día de nuestros centros de trabajo para hacer sentir que un gesto , una palabra, una mirada,… puede crear una atmósfera que facilite que la atención que vamos a dispensar no se desgaje totalmente de la vida de la persona a la que tratamos. Los sanitarios tienen que reintroducir en su trabajo esta dimensión subjetiva que sostiene el sentimiento de vida del paciente que es eficiente en el tratamiento de la enfermedad más allá de la creciente excelencia de las técnicas médicas y farmacológicas.

La Red Psicoanálisis y Medicina es un marco idóneo para la reflexión, el debate y el intercambio sobre las iniciativas que se producen desde dentro del campo sanitario. El psicoanálisis nos ofrece instrumentos que nos permiten leer a partir de qué coordenadas un sujeto sostiene su relación con la vida que la enfermedad compromete.

*Miguel Ángel Vázquez es psicoanalista, miembro de la ELP y la AMP  y psicólogo clínico