Por Leonora Troianovski*

Comentario del artículo: ¿”Revivir” a un ser querido con realidad virtual ayuda a superar su perdida?

A mediados de febrero salía en los medios la noticia del “reencuentro” de una madre con su hija fallecida. Se trataba de un experimento de realidad virtual, un ejemplo claro de lo que Lacan anticipaba cuando decía que en el futuro próximo la ciencia que interesaría sería la ciencia ficción.

“Siniestro”, fue mi primer pensamiento, y por qué no, reacción. Lo siniestro supone un encuentro y una afectación: inquietud, una cierta angustia. Por decirlo en términos freudianos, se produce cuando algo de lo familiar se torna extraño. Familioxtraño, podríamos decir tomando el forzamiento significante que hace Freud para hablar del chiste como formación del inconsciente[1].

Lacan[2] postula que la ciencia ficción (estamos hablando del siglo XX) da vueltas alrededor del inconsciente colectivo, pero lo más interesante es que afirma que la ciencia ficción no puede constituirse sino a partir de lo que excluye. Pensaba en las series que consumimos con fruición, que alargan y alargan sus temporadas hasta que algo de eso que sostiene la trama –quedando fuera- pierde su empuje. Desde Lost hasta West World, por citar algunas. Hagan la prueba, encontraremos este axioma en cada una.

Pero estamos en el siglo XXI, y la técnica avanza sin límites. Sin límites en sí misma y sin límites en su cruce con los diversos órdenes de la vida del ser hablante, que somos los humanos: la industria armamentista, la industria farmacéutica, la producción de gadchets que nos convierten en hombres nucleares y mujeres biónicas, la medicina y sus implantes, la nanotecnología…

Este “sin límites” hace parte de lo que Lacan definió como discurso capitalista, como uno de los modos de lazo social, cuya característica esencial es el rechazo (en su mismo funcionamiento) de la imposibilidad. Donde se expulsa la imposibilidad rige la relación Uno: la dimensión del “todo”, sin ninguna posibilidad de descompletamiento. Sin pérdida. En otros términos, la Voluntad, se desencadena en el mundo sin nada que la limite, sin nada que la divida en su verdad.

La noticia, forzando el sentido gracias a su redactado (tarea que toma a cargo el periodismo), introduce la idea de que gracias a la técnica los muertos pueden revivir. Esto es lo siniestro, poner en escena un supuesto encuentro, sin el pudor que obligaría al entrecomillado. La imagen no puede ser más bizarra, por un lado, una madre con una hija a la que se dirige, con la que “interactúa”, y a la vez la imagen de una mujer agitando sus manos en el vacío.

Con el psicoanálisis sabemos que vacío y pérdida no son lo mismo. El trabajo del duelo se revela como un operador fundamental para la supervivencia del deseo, es decir de la vida como “vida por vivir”, a diferencia de lo que sería el mantenimiento del organismo. Freud en su artículo[3] señala la importancia del trabajo del duelo, que permite la inscripción de la pérdida y finalmente la posibilidad de disponer de la libido para nuevas investiduras. El duelo del que se trata, pasa necesariamente por dar el debido valor a lo perdido. Esa es una de sus condiciones. Es decir, no se trata de un empuje al olvido o a “pasar página”, sino todo lo contrario, apunta a poder celebrar el haber compartido la vida con ese ser querido, haber disfrutado de tal o cual proyecto, incluso celebrar el haberlo deseado (ya que el duelo se corresponde con una pérdida, sea de una persona, un ideal, etc.).

La libido, el deseo y aquello que sirve para causarlo, son piezas fundamentales de una vida que “valga la pena” vivir. Dicho que contiene la paradoja necesaria, hay un precio a pagar, el objeto, como nos recuerda Freud, está perdido de entrada, pero esta pérdida es a la vez condición de existencia del deseo. Y es en ese margen, donde el ser hablante puede encontrar la vida que valga la pena.

Sin esta posibilidad de hacer con lo que no hay, el ser hablante está condenado a la melancolía. ¿Acaso no es uno de los signos de nuestra época, donde proliferan objetos para todos los gustos, la falta de ganas?

*Leonora Troianovski es Psicoanalista, miembro de la ELP y AMP

[1] S. Freud, El chiste y sus relaciones con lo inconsciente (1905), en Obras completas, vol. 7, Amorrortu editores, Bs. Ad. 1976.

[2] Entrevista sobre la ciencia ficción. En Revista Lacaniana de Psicoanálisis Nº 54.

[3] Freud, S. (1992): Duelo y melancolía. Obras Completas: Sigmund Freud. Buenos Aires: Amorrortu (Trabajo original publicado (1917 [1915]).