Preguntamos a Javier Peteiro[1]

El día 7 de octubre tuvo lugar en Barcelona la 5ª Jornada de la Red. Iremos publicando el trabajo preliminar que tuvo lugar en la lista electrónica. Hicimos algunas preguntas relacionadas con cuestiones de actualidad sobre el tema de la Jornada a colegas de distintos campos en los que se juegan: medicina, psicoanálisis, filosofía y justicia.

Red Psicoanálisis y Medicina:

Junto a los avances científicos y tecnológicos, una gran parte de las noticias sobre medicina que se publican en los medios de comunicación tienen relación con reclamaciones médicas. El pasado mes de julio, el presidente de la Asociación de Derecho Sanitario de la Comunitat Valenciana, Carlos Fornes, afirmaba que “la relación de confianza que había antes entre el médico y paciente se ha ido perdiendo”[2], y consideraba que más diálogo entre los profesionales sanitarios y los pacientes haría disminuir las reclamaciones ¿Qué incidencia ha tenido el discurso científico y tecnológico en la relación medico paciente?

Javier Peteiro:

Creo que hay dos discursos relacionados que han influido negativamente en la relación clínica. Uno es el tecno-científico que insiste en mostrar a la Medicina como omnisciente y omnipotente. Aunque se reconoce la existencia de enfermedades incurables, constantemente se presentan supuestos grandes avances en ratones que “podrían” en un futuro muy próximo solucionar cualquier problema. Cuando uno se ve afectado por una enfermedad crónica para la que no hay un tratamiento adecuado, la frustración está servida. Concebir a la Medicina como ciencia supone asumir certezas que no hay y culpabilizar de fallos a quien es limitado. Por supuesto, el error médico, muchas veces culpable, existe y muchas reclamaciones son justificadas.

Pero ese cientificismo, en el contexto neoliberal, facilita la visión industrial de la Medicina. Desde ella, todos los médicos son equivalentes, porque son concebidos como técnicos que ejecutan algoritmos, protocolos diagnósticos y terapéuticos, con sus eficiencias y “calidades”. Y, a la vez, los pacientes dejan de serlo para convertirse en usuarios de un sistema reparador de sus cuerpos, que vuelven a ser concebidos como máquinas. Todo ha de estar escrito y certificado, hasta el más raro de los efectos negativos de cualquier medicamento o de una intervención diagnóstica o quirúrgica so pena de reclamación (lo exigible a Volkswagen también lo es ahora con el “Dalsy”).

Esa concepción anula la subjetividad y, con ello, la singularidad de cada relación clínica. Hay así tanto una quiebra de escucha por el médico (por falta de tiempo, por la barrera que establecen los ordenadores en las consultas, etc.) como una quiebra de confianza por parte del paciente. Sin transferencia alguna es imposible la relación clínica. No se trata de falta de información, sino de carencia de un encuentro que aporte el conocimiento intuitivo y realista necesario para saber qué hacer con la enfermedad. No son datos, no son probabilidades, lo que requiere un paciente, sino ayuda terapéutica desde la confianza. Se trata de albergar del mejor modo la esperanza, que tantas veces se niega desde esta concepción también industrial del tiempo métrico. No se trata de retornar a un paternalismo médico, sino de alcanzar cierta sensatez.

La relación médico – paciente supone un discurso singular, que no es el tecno-científico, ni el industrial, aunque la ciencia sea indispensable para la práctica clínica y aunque haya que saber administrar políticamente recursos limitados. Pero ni un paciente es una máquina ni un médico un robot. 

[1] Javier Peteiro Cartelle es Doctor en Medicina. Jefe de Sección de Bioquímica en el Hospital de A Coruña (CHUAC). Escribe regularmente en su blog http://javierpeteirocartelle.blogspot.com.es/

[2] http://www.efe.com/efe/comunitat-valenciana/sociedad/fornes-un-mayor-dialogo-medico-paciente-reduciria-las-reclamaciones-20/50000880-2986267